A las 3 de la madrugada, Bear encontró a una golden retriever encadenada bajo un puente. Se llamaba Daisy, tenía un tumor enorme y dos notas en el collar: una del padre, incapaz de pagar la operación o la eutanasia, y otra de su hija Madison, de 7 años, escrita con lápices de colores:
«Por favor, salva a Daisy. Es todo lo que me queda. Hay 7,43 dólares en su collar. Los ángeles montan en moto».
Bear la llevó a la veterinaria y pagó la operación, aunque sabía que Daisy solo tendría unos meses de vida. Sobrevivió un año más, lleno de amor, acompañada por Madison, que nunca dejó de cuidarla y darle esperanza.
Cuando Daisy murió, Madison la despidió diciendo: «Ahora está con mamá en el cielo. Gracias por darle un año más».
El dibujo de la niña —un motorista con alas, Daisy y su mamá en las nubes— quedó enmarcado en la casa de Bear como recordatorio de que a veces un pequeño acto de fe, incluso 7,43 dólares, puede significar un milagro.
